jueves, agosto 13, 2009

LA PRIMERA NOVELA ANCASHINA SE ESCRIBIO EN HUARMEY - Parte II

LOS TESOSOS DE HUARMEY SI ES UNA AUTENTICA NOVELA

De acuerdo a lo que determina las características de una novela, el texto narrativo debe ser escrito en prosa, y, dentro del contenido, intervenir personajes sobre los cuales se está narrando algo. Esta primera prueba, LTH la supera con creces. En el texto narrativo encontramos personajes primarios y secundarios, sobre quienes nos referiremos más adelante.
Una de las primeras características que ponemos en consideración, es si dentro del texto narrativo se desarrolla una ACCIÓN[1]. Acción es la historia que se va desarrollando ante nuestros ojos a medida que vamos adentrándonos en la lectura de la novela. En un texto, puede caber dos clases de acciones simultáneamente: la primaria y la secundaria, que van tejiéndose entre sí para ir dándole cuerpo y/o argumento a la novela. En LTH se tejen varias historias alrededor de dos, que son las más notables dentro del texto narrativo. La primera y más importante es sobre la búsqueda permanente del alcalde del pueblo, el viejo Felipe de Norena, de los tesoros enterrados que, se dice, hay alrededor del distrito y, debido a los cuales, diversos personajes van llegando al pueblo con una diversidad de artilugios para hallarlos. El hombre de la maquinita (p. 36)[2], Zaragoza, el misterioso y vagabundo español (p. 32), El barón erudito (p. 42), Salomón Sardina, el aventurero cuya expedición es auspiciada por un ministro de gobierno (p. 65), son algunos de ellos.
La segunda acción o historia, es sobre el apogeo del algodón al que, curiosamente, se le llama “el oro blanco”. Incluso existe un subtítulo sugerente sobre el tema: “La locura del oro y ‘el pirata Ruskin’” (p. 18). Podríamos decir, de este modo, que el algodón es otro de los tesoros de Huarmey. En esta segunda historia interviene todo el pueblo, porque el espacio donde se desarrollan los hechos es por antonomasia agrícola. Sobre la acción de la cosecha y venta del algodón, ERZ ha dedicado las primeras páginas de la novela, que luego se entrelazarán con las historias de los tesoros enterrados, para concluir con la desgracia del viejo alcalde, luego de la perdida de sus 700 quintales de algodón por “la avalancha” (p. 100) ocurrida el día 5 de marzo de 1925 (p. 101), algodón con el cual pensaba hacerse rico y viajar a Europa.
La segunda característica que nos sirve para ir aclarando que LTH sí es una novela, es el TIEMPO. Según esta característica, “el desarrollo argumental de una narración suele evolucionar a través del tiempo”[3], incluso se argumenta que el “tiempo de la novela no tiene por qué presentarse de manera lineal u ordenada, sino que puede ser alterado libremente por el autor con finalidad estilística”[4].

ERZ ha querido llevar su historia de forma lineal, iniciándola aproximadamente un mes después del inicio de la Primera Guerra Mundial, en 1914, hasta unos meses después de la trágica tarde del 5 de marzo de 1925. (p. 101). “Meses después, las terribles letras se vencieron” (p. 105). Pero podemos decir también que, dentro de la acción, se han insertado fechas posteriores a 1925, como la “Carta de Cipriano X Rubira”, fechada en Lima a 13 de enero de 1927 (p. 51), documento insertado en medio del texto narrativo, como para afianzar la historia del ambicioso y vulgar Felipe de Norena. Con la inclusión de la carta, con fecha posterior a la que concluye la historia, y puesta exactamente en la mitad del texto, ERZ ha recurrido a la técnica denominada “temporalización anacrónica”, de la cual ha usado un recurso: la prolepsis o anticipación, donde “el autor adelanta algunas acciones que aún no se han producido en el relato primario de la novela, es decir, se trata de un salto hacia delante”[5]. ERZ, valiéndose de la carta, nos anticipa algunas historias fraudulentas y ambiciosas de Felipe de Norena, personaje principal, a todas luces, de LTH.
“Un acontecimiento puede durar lo mismo en una narración que en la vida real, pero también puede ser resumido de manera que, por ejemplo, varios años transcurran en pocas páginas…”[6], si es así, esto fue lo que hizo ERZ en cuanto a la duración de su obra, porque en tan solo 109 páginas transcurren de doce a trece años. Con estas características de una autentica novela, vamos viendo que LTH comienza a recuperarse del atropello malintencionado de quienes quieren minimizarla a un género menor.
La tercera característica es el ESPACIO, del cual leemos: “La situación física en que se encuentran los personajes es uno de los recursos principales que los autores utilizan para contextualizar las historias narrativas”[7]. Según este concepto, contamos con sobradas pruebas para que LTH sea una novela. Primero, porque la situación física donde se lleva a cabo el contexto narrativo es el entonces distrito de Huarmey, con algunas salvedades, como por ejemplo la ciudad a donde va a morir el viejo Felipe de Norena. Dentro de los recursos narrativos está permitido que el autor desarrolle su historia en uno o varios lugares, ya sea “en espacios interiores o exteriores, rurales o urbanos, con la finalidad de dar credibilidad a la historia, poder contextualizar a los personajes y producir efectos ambientales y simbólicos”[8], recurso técnico que muy bien lo desarrolla ERZ en su obra. Porque, aparte de usar fechas que acompañan a hechos reales, como la existencia del vapor Telica y su hundimiento frente a la costa huarmeyana, la inundación del 5 de marzo de 1925 o el hecho histórico que protagonizó don Isaías de Piérola “En que apresó al Presidente” (p. 25) (Augusto B. Leguía) el 29 de mayo de 1909, da cuenta también de lugares como: Mandinga, Janca, Puerto Huarmey, Culebras, Las Zorras, La punta de Lagarto, El cerro Maltino, Pai – Pai, Hay - huay Congon, entre otros parajes de la jurisdicción del entonces distrito de Huarmey, y que, hasta hoy, se pueden visitar y ubicar con los mismos nombres.
Todos los lugares mencionados le han servido a ERZ para desarrollar y contextualizar su obra, describiéndolos uno a uno en el momento de desarrollar la trama. Como, por ejemplo, de Gramadal: “La grama campea dueña y señora de la llanura” (p. 30); asimismo, describe la calle principal del pueblo de Huarmey: “A la entrada del pueblo, una sola calle ancha, sombreada de sauces” (p. 17); y, con respecto al valle de Huarmey, escribe: “se abre como un triangulo verde cuyo vértice se incrustará en los andes y su base se curvará femeninamente en golfo de doradas arenas y aguas serenamente azules” (p. 31), descripción que engalana la hermosura viva del pueblo. Del Maltino escribe: “…es un cerro alto de arena, dominando la costa norte de Huarmey, a una legua del valle de Culebras. Es conocido por todos los pescadores y patrones del cabotaje que lo toman como punto de referencia” (p. 63) y, así, otras descripciones que producen un buen efecto del ámbito en el lector.

[1] Me he basado en las características establecidas por el texto “Características de la novela”, de José Carlos Carrillo Martínez. En:
http://personal.telefonica.terra.es/web/apuntesasr/JoseCarlosCarrillo/GenJCCLaNovela.htm.
[2] Esta y las siguientes referencias al libro pertenecen a la primera edición: REYNA, Ernesto. Los tesoros de Huarmey. Perú Actual. Lima, 1936.
[3] http://personal.telefonica.terra.es/web/apuntesasr/JoseCarlosCarrillo/GenJCCLaNovela.htm.
[4] Ibídem.
[5] Ibídem.
[6] Ibídem.
[7] Ibídem.
[8] Ibídem.
(Continúa en el siguiente Pots)

2 comentarios:

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