jueves, octubre 12, 2006

NO CELEBRO NADA CON MI RISA...

Me río de la nada.

De la bala que hirió de muerte a la risa de un niño iraki, destrozándole el cráneo.
Me río de los déspotas y mentirosos del mundo mundial: de Bush, de Aznar, de La Lourdes sin flores, de la Lourdes sin beso, del Alan patilla blanca.
Me río de la noche que vomita espeluznantes miserias,
Del día que sobrepone el trabajo en vez del amor en los corazones de los hombres.
Me río de ésta habitación vacía, sin ella ni ellos.
Me río de los políticos de mi patria que entorpecen el camino de los que anhelan forjarse un futuro más seguro en medio de su parentela.

No celebro nada con mi risa.

Me río de la locura aunque a veces ella congenia conmigo.
Me río de esos amores que se fueron sin decirme ni un adiós o partieron colina arriba buscando mejor porvenir.
Me río de mis lágrimas que como vidrio roto perecen bajo la penumbra desolada de mis días en Madrid.
Me río de la Universidad que abandone,
De los estudios que deje tirado por las calles de Lima.
De los poetas que se olvidaron de mí
O de los poetas que yo los olvide.

No celebro nada con mi risa.

Me río del enfado de mi vecina que no me saluda
Porque su marido la abandono
Y ahora convive con un hombre dos décadas mayor que ella.
Me río del amigo que se interesa de porqué uso chaquetas que reseñen el nombre de España en el pecho.
Me río de aquellos que borraron mi nombre

de una placa recordatoria.
Me río también de aquellos que borraron el nombre

del autor Del poema:
“Como un holocausto fermentando en mi pecho”.
Me río de la soledad que se desnuda para martirizarme
Y hundirme en el dolor.
Me río de mis cabellos, de mis manos y de mis ojos que no me gustan.
Me río de la mermelada sin dulce y del orgasmo en soledad.
Me río del cementerio y de la cruz que pondrán sobre mi tumba.

No celebro nada con mi risa.

Me río del cuñado pequeño, diabético y malhumorado.
Me río de la pensión de jubilación de mi padre.
De mi futuro sin pensión ni jubilación.
Me río de los reeleccionistas
Y de los candidatos financiados con dinero negro.
Me río del malhumor de mi mujer.
De la desobediencia de mi hijo mayor
Y de la terquedad absoluta del menor.
Me río de mi mismo por no celebrar nada con mi risa.

En cuanto termine de reírme esta risa continuara…

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