jueves, marzo 28, 2013

CONVERSACION CON ALBERTO (Monólogo biográfico)


Autor: Heber Ocaña Granados

Hoy es 26 de marzo Alberto, del año 2015… cuántos años han pasado de aquel día de tu inmolación, exactamente 82 años, probablemente recuerdes el zumbido de las balas, que pasaban cerca de ti y cómo los esquivabas con astucia y valentía, así mismo el buen uso de tu ametralladora que como viento arrollador sabias usarlo, dominando tu emplazamiento y haciendo sentir tu poder de soldado raso al enemigo; posiblemente recuerdes también, el chillido de los pájaros muy cerca del río Napo en el poblado del Putumayo del Nor oriente peruano, hasta ahí llegaste, con tu uniforme de soldado raso, verde olivo, dispuesto a defender la soberanía de tu patria, ¿te acuerdas cuantos años tenías, aquel entonces?... claro que recuerdas, pero déjame decirlo, para que sepas que ahora mismo te estamos recordando… tú tenías 22 años con 7 meses y 23 días, aquel día que una granada, estremeció tu cuerpo camino a la inmortalidad.

Cuando naciste, aquel 3 de agosto de 1910, gobernaba nuestra patria, Augusto B. Leguía, el mismo Presidente que cedería el territorio por el que tú pelearías 22 años después, con el tratado de límites llamado Salomón-Lozano, firmado el 24 de Marzo de 1922. Todos dicen que eso fue una cobardía por parte del Presidente Leguía; por eso, 10 años después, un  primero de setiembre de 1932, un buen grupo de peruanos residentes de la población de Leticia ubicada en el llamado Trapecio Amazónico, expulsaron a las autoridades colombianas de dicho lugar. Esto fue el origen para dar paso a tu heroicidad y fecundar en nosotros, el espíritu valiente que guardamos en nuestros corazones, como un grandilocuente león dormido.

¿Sabes?... esta generación debe de saber los nombres de tus padres, aquella familia honorable que te engendro y te inculcó el amor a ésta tierra, ellos partieron a la eternidad después de ti: Don Santos Reyes Gamboa y Doña Genoveva Gamarra de Reyes, familia del campo y la buena semilla, de quienes también aprendiste a tu corta edad, a cosechar la tierra a golpe de sudor y esfuerzo, en el sector del Campanario.

Cómo habría sido la Educación en el Huarmey de aquel entonces estimado Alberto, en las primeras décadas del siglo XX, porque cuando tú tenías 16 años, recién terminabas tu 2° año de instrucción primaria, y saliste aprobado con un 13, así lo reseña el acta de examen de promoción, que está firmado por el Comisario Escolar Distrital de la escuela fiscal 3124; luego de todo eso, del gran esfuerzo de tus padres por verte realizado, te enrumbaste hacia Huacho, dejando en los brazos de mamá Genoveva a Atilio y a José, tus hermanos menores, saliste fuera de tu tierra a trabajar y a conocer la lejanía de los padres y del terruño, nada te amilanó, seguiste tu destino hasta llegar a vestir el uniforme del ejército peruano,  la misma que valientes soldados la hicieron florecer con el sudor de su frente y con la sangre de sus venas.

Ahora estamos hablando de ti, de tu posición de apuntador de una ametralladora en el puesto de apoyo Nº 2, del ya conocido combate de Gueppí, y de cómo la explosión de una granada inmortalizó tu vida, estruendoso grito salieron de lo más profundo de tu alma, gritando el nombre bicolor de tu patria y probablemente, nadie te haya contado, que el Teniente E. P. Alejandro Calderón expreso de tu gloria lo siguiente: “Mi capitán Tenorio, en este momento acaban de matar de un cañonazo al soldado Alberto Reyes, apuntador de una de mis piezas, el que junto con su arma ha quedado sepultado en la trinchera”, tú en ese momento no oías nada, solo la figura circunspecta de tu patria se enraizaba en tu memoria, en tu coraje, para llevarte por siempre tu festejada agonía, porque al morir aquel 26 de marzo de 1933, marcabas con tu sangre la historia más valiente de ésta tierra de la cordialidad, y ahora sabrás, que a tu tierra, a este pequeño pueblito de tus años juveniles, le llaman la ciudad de la cordialidad, y los campos por donde caminabas, muchos de ellos ya se han  urbanizado y otras costumbres y otros apellidos albergan en su pecho.

Tal vez tampoco lo sabías, que fuiste reconocido como héroe nacional por el parlamento peruano, siendo Presidente de la República el General Oscar R. Benavides, y en tu nombre y en el nombre de todos con quienes defendiste nuestra soberanía, la Compañía Antiaérea Nº 5, ha erigido un obelisco en el pueblo de Leticia, donde cada 26 de marzo como hoy y frente a tu aposento heroico, mencionan tu nombre y probablemente, en el lugar donde te encuentres, resuelto de optimismo, te pones de pie y con el cuerpo erguido como buen soldado peruano, respondes a unísono, conjuntamente con el grito del viento, tu exaltado nombre desde la mansión de los héroes.

Y para no quedarnos atrás estimado Alberto, tus paisanos, erigimos un busto de tu broncínea figura, fue en 1945, cuando tú habrías cumplido los 35 años; en ese entonces, el alcalde del pueblo era Don Juan G. Morales de la Torre, que quiso perennizar en los ojos de todas las generaciones, tu rostro febril de huarmeyano bronceado por el mar de Manache y eso no es todo, la principal calle de la ciudad lleva tu honorable nombre, con el grado póstumo que el estado peruano te ascendió: Cabo Alberto Reyes, aunque muchos de los actuales residentes te degraden, nombrando sencilla y escuetamente Av. Alberto Reyes.

Y debo ser sincero contigo Alberto, no sé desde cuando te han nombrado el “Eterno centinela del amazonas”, pero es un bonito gesto de quien te nombro, y lo más probable haya sido por tu coraje y por la sagacidad de tu espíritu, que te encumbro en el pedestal de los héroes, para que todos los años vengamos en peregrinación patriótica, a rendirte los honores de héroe nacional, reconocido por ley N° 24090.

Ya debo de irme estimado Alberto, tú te quedas en tu gloria y yo me voy llevándote en mi memoria.

Una colaboración del Centro de Investigación, Información y Documentación de la Provincia de Huarmey, del Proyecto Futura.

Escrito en Huarmey el 25 de marzo del 2013, corregido y aumentado, el 25 de marzo del 2015.

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