viernes, diciembre 08, 2006

QUE ES LA MUERTE

Qué es la muerte me digo, en mi situación de inmigrante.
Porqué caminos bordea su aliento,
Deja sus pasos, ensancha su oscuridad.
Por donde anida su celebrada forma escuálida,
Su mirada sin ojos, su carcajada sin dientes,
Sus caricias sin piel.

Qué es la muerte, me digo…

La muerte es una fruta podrida…
El semblante de la noche con sus fauces arrojándome al muladar.
Un ocaso sin sol, una fiesta sin música.
Una mirada putrefacta.
La oscuridad con sus gritos y sus farolas rotas.
La muerte es un cuchillo filudo sobre el abdomen de una menor
En alguna ciudad de España…
Una tarjeta rota entregada al mejor amigo.
Una canción desoída en una radio local.

Qué es la muerte, me digo…

La muerte es tu ausencia al otro lado del mediterráneo.
La blusa con escote que dejan ver tus senos.
Un día sin verte en Internet.
Una noche sin soñar contigo.
La muerte es el rincón donde deje caer mis lágrimas.
Otro verano sin mí y otro invierno sin ti.
La muerte es el teléfono sin timbrar,
Y estas calles de Madrid sin tu andar.
La muerte es ésta distancia sin poderte amar.

miércoles, diciembre 06, 2006

MARAVILLOSA EDAD DE LOS 40

Dentro de la Historia bíblica, el numero 40 tiene muchas y peculiares participaciones, y pues de ello se trata éste breve repaso a los 40, año que e cumplido y me viene con esa enclaustrada forma de vivir en Madrid, porque en Madrid no encuentro ni halló amigos como los de mi barrio por ejemplo, como esos amigos del colegio que aún habiendo pasado muchos años, todavía nos encandila hablar de nuestras épocas de muchachos estudiantes y muchas veces siendo los más vagos del barrio, donde nuestros vecinos comentaban a nuestras espaldas que siempre aplanábamos nuestros culos en las esquinas, en especial el suegro que tuve y que no veían con buenos ojos que nos sentáramos en las esquinas o en el frontis de sus casas, es que acaso pretendían sonrojar con veneno de padre y desprestigiarnos alborotando el amor de sus hijas, a quienes la pretendíamos?.. Pues ese tiempo ya pasó, ahora padre de familia cobijado en una habitación desierta de amor y austero de alegría, sin las palabras torpes y mal habladas de Jovaldo el hijo menor, sin el “dame un sol cincuenta” de Ghandy mi primogénito, me encuentro en Madrid, pues nunca obligue a nadie que me trajeran pero estoy aquí sentado como tronco abandonado en las playas de salinas, luego de una penosa travesía sobrevolado el altamar.

Es que estoy aquí, escribiendo desde mis nuevos 40 años, años pulcros será?.. Años sabihondos será?... años lunáticos será?... eso si, años de amor y de gracia con la pareja que escogí en tierra firme, ahí en ese polvoriento lugar de mi barrio, pues hace más de dos décadas la elegí y sigue conmigo, amándonos a nuestra manera desde la distancia, sollozando pero escondiendo nuestras lagrimas en nuestras almas, pero aquí estamos, los dos puestos en pie con nuestros 40 años, divulgándolo que si hay amor, todo se puede y todo perdura, 40 años en gracia tierna por la bendita paciencia de Dios que nos tiene, sin humillarnos ni ultrajarnos por nuestras desavenencias con él y con sus promesas y sus decretos, parado el uno en Madrid, España, la otra en un barrio pobre del Perú, cuyo nombre de esa tierra, me huele a mar y arena: Huarmey.

Si, aquí sin sollozar o sollozando sin darme cuenta, porque cumplir mis 40 es haber vivido 4 décadas sin lujuria, sin aspaviento a veces, soterrando mis angustias en el fondo de la casa sola, de la casa de papa, de la Andrea domesticada por la lluvia y sus trenzas gruesas de muchacha andina , del Juancho enamorado, de aquel que le subió la rabia e hizo chirriar de miedo los corazones cobardes de su parentela, que abusaron de la delgadez e inocencia de su mama Oñucha, de ese Juancho bebí desde tierna edad su lucha tenaz por la defensa de sus derechos sindicales, así fui aprendiendo que morir en el intento es salvar el honor y sin displicencia, porque querer es poder y poder es vencer; mis 40 años, aquí están en esta casa sola, en ésta jaula de paredes amarillas, con cuarto de baño y habitaciones, me encuentro sentado, describiendo mis angustias, mis recuerdos que no se calcinan fácilmente con el verano intenso de ésta Europa, de ésta España en donde llegue a rastrear mis orígenes y al final supe que mis apellidos provenían de dos pueblos tan antiguos, como la sonrisa de las olas del mar.

Mis 40 años, como te decía dulce y tierna mujer, esposa mía, Regina de todos mis tiempos y de éste 40 también, hemos llegado a los 40, así, en la distancia y con el mismo pudor de tus 17, estás frente a mí desde mi memoria, yo mirándote como se te congelan los ojos luego de tu saludo, cómo ensimismada en tu tristeza hablas de todas nuestras promesas y proyectos de amor, y te vuelves frágil en tu mirar y ardua en tu pensar, porque a los 40 años ya no se tiene miedo de surcar charcas y caminos… podemos tropezarnos pero no caernos… nos es más fácil alcanzar las estrellas que sucumbir en un bostezo. Nos es permitido desvestirnos sin el pudor que ostentábamos en nuestros 15 años, que el vecino de a lado nos ve o que la amiga se entere de lo nuestro… no nos hace esconder nuestro amor, pues vivimos para enseñorearnos de nuestros cuerpos, usurpar los caminos que antes nos eran vetados por nuestros temores y nuestros resquemores.
Sollozamos también, porque ésta distancia en la cual estamos inmersos, nos pudre de nostalgia y solo a través de nuestras voces nos podemos acariciar. Y que bien que me acaricias con tus palabras hoy que cumplo los 40 y me conmuevo y me sacio de ti hasta esquilmar toda herida, toda duda de amor, y te voy creyendo cada día más útil en mi vida y por eso troto en camino ascendente hacia tu vida todos lo días, porque lo que tengo como mío es solo mío.

40 años es la edad suficiente para no pensar en la muerte. Es creer más en la vida, en el día a día que nos muestra con exacta simetría lo que nos demanda practicar para el devenir de nuestros días. Holgadamente podemos canturrear versos y canciones de muchos ritmos y épocas, porque nosotros hemos vivido ya, nuestras vidas tienen la sapiencia del pez en medio del agua, y tal vez, podremos no saber más, pero qué importa, si sabiendo de nuestro amor,. Todo lo sabemos.

Y la mejor forma que hemos recibido nuestros 40, es hablando de un proyecto de pareja, la de procrear una hija, la fuerza del amor nos está impulsando a dar un paso dentro de la paternidad responsable y planificar con paso firme la llegada de Trilce Esperanza Sinaí, la niña que cubrirá mis ojos de alegría, la alegría que me faltaba, esa alegría que será un agu agu de todos los días sobre la cuna de nuestro amor y lo decimos con tanta confianza que deberá ser una niña, porque también cuando hay amor hay aciertos.

Texto poetizado... simplemente....
Heber Ocaña Granados
Madrid, 24 de setiembre del 2006
5 y 11 de la tarde...

POEMA PARA CANELA

Cuando la tarde decline sobre el vientre del tiempo
Yo saborearé el olor de tu piel
Y será candida tu belleza
Y tus besos tendrán sabor a miel.

Escogieron de ti,
Lo más sublime de tus encantos,
El color de tu piel
Y el suspiro de tus quebrantos.

Porque canela te llama el viento,
Y te llamo yo.

Canela con piel de arena
Y sabor de bosque florecido.
Cómo deshojas mis ojos en esta distancia.
Cómo hierves a mi pena en éste dolor.
Deja morir al silencio,
Deja que viva tu piel dulce y con aroma/
Con aroma tierno de una flor...

La música que viene a mis oídos
Me dice de tu voz sutil,
Me dice de tus ojos que estrujan cielos
Y que mueven montañas.
Me dice de tus labios
Que secos y fríos están por las mañanas.

Música/
Oído que canta, beso que arde...
Canela que toca y Lourdes que vive.
Mis versos nacieron para ser libres
Por los caminos de tu vida,
Para andar por los lugares de tu tiempo
Y para vivir mostrando mi rostro a escondidas.

viernes, diciembre 01, 2006

LA MUJER DE LOS 40

La mujer que me sedujo desde muy niño, tiene ahora 40 años y está casada.
En los días de su primavera fatua y solemne, vestía con ropas sencillas, como lo hace hasta hoy; era dueña de unos cabellos lacios que le permitían experimentar peinados ocurrentes que sincronizaban con la suavidad y finura de su rostro, poseía una risa escandalosa pero febril en sus momentos de rebosante alegría.
Para iniciar un dialogo siempre empezaba contando de sus sueños, de esos momentos de lucidez onírica, espasmódica. Cada noche era un sueño, cada sueño era una vida. Le encandilaba las novelas mejicanas que en su televisor blanco y negro, que alguna vez comprase mamá al crédito por 80 soles y para ser pagado en largos doce meses, veía con una continuidad de fans acaudalada y yo, esmirriado muchacho lector de las comics mejicanas, miraba junto a ella aquellas telenovelas, que nos instigaban a hacerle un fraude amoroso, al papa Manuel que dormía en el viejo sillón celeste que termino desgranándose, por toda la casa… donde muchas veces nos tendimos para acariciarnos en un sacramental romance de inexpertos adolescentes

Entonces ella empezó a crecer y a desarrollar caderas y muslos protuberantes. Sus senos eran lo que menos crecían. Verla daba la sensación de observar jardines florecientes y a donde casi siempre llegaban abejas y avispas.

Esa mujer que se me dedujo desde mi infancia, ahora es madre de dos niños; usa cabello corto, rompiendo un compromiso de pareja, alguna vez se los corto y casi sin auscultar ningún resquemor, se los enseño a quien le había hecho la promesa de dejárselo crecer, y entonces hubo un remezón en la relación, pero aun así, hicieron el amor bañándose el alma con el sudor de sus emociones.

ORFANDAD

Lo mejor
Que me sucedió fue
Haberte conocido...

Lucho Hernández.



Tú que has escrito con la boca
El gemido de los insectos
Y edificaste las calles de Santo Domingo
Con sombras y cipreses.
Poblaste el cielo con zapatos y gaviotas,
Llegaste a encender el mar con tu voz.

Tú que sabes cómo agoniza y se atormenta el alma
Por las noches,
Cuando la muerte estalla en un charco de fétidos huesos
Y se rompen los cristales de la ventana.
Cuando todo se pudre y se vuelve insostenible el cuerpo.
Cuando una canción se detiene en una estrella
Y otro
Circula como un misterio
Creciéndole las uñas.
Cuando alguien toca la puerta
Y pide un poco de sal y azúcar.

Tú que escribes una oración en la retina de los niños
Y eres responsable de tu orfandad /
Dime cómo es el silencio en tu amargura
Y cómo se mastica una migaja de pan.