miércoles, diciembre 06, 2006

MARAVILLOSA EDAD DE LOS 40

Dentro de la Historia bíblica, el numero 40 tiene muchas y peculiares participaciones, y pues de ello se trata éste breve repaso a los 40, año que e cumplido y me viene con esa enclaustrada forma de vivir en Madrid, porque en Madrid no encuentro ni halló amigos como los de mi barrio por ejemplo, como esos amigos del colegio que aún habiendo pasado muchos años, todavía nos encandila hablar de nuestras épocas de muchachos estudiantes y muchas veces siendo los más vagos del barrio, donde nuestros vecinos comentaban a nuestras espaldas que siempre aplanábamos nuestros culos en las esquinas, en especial el suegro que tuve y que no veían con buenos ojos que nos sentáramos en las esquinas o en el frontis de sus casas, es que acaso pretendían sonrojar con veneno de padre y desprestigiarnos alborotando el amor de sus hijas, a quienes la pretendíamos?.. Pues ese tiempo ya pasó, ahora padre de familia cobijado en una habitación desierta de amor y austero de alegría, sin las palabras torpes y mal habladas de Jovaldo el hijo menor, sin el “dame un sol cincuenta” de Ghandy mi primogénito, me encuentro en Madrid, pues nunca obligue a nadie que me trajeran pero estoy aquí sentado como tronco abandonado en las playas de salinas, luego de una penosa travesía sobrevolado el altamar.

Es que estoy aquí, escribiendo desde mis nuevos 40 años, años pulcros será?.. Años sabihondos será?... años lunáticos será?... eso si, años de amor y de gracia con la pareja que escogí en tierra firme, ahí en ese polvoriento lugar de mi barrio, pues hace más de dos décadas la elegí y sigue conmigo, amándonos a nuestra manera desde la distancia, sollozando pero escondiendo nuestras lagrimas en nuestras almas, pero aquí estamos, los dos puestos en pie con nuestros 40 años, divulgándolo que si hay amor, todo se puede y todo perdura, 40 años en gracia tierna por la bendita paciencia de Dios que nos tiene, sin humillarnos ni ultrajarnos por nuestras desavenencias con él y con sus promesas y sus decretos, parado el uno en Madrid, España, la otra en un barrio pobre del Perú, cuyo nombre de esa tierra, me huele a mar y arena: Huarmey.

Si, aquí sin sollozar o sollozando sin darme cuenta, porque cumplir mis 40 es haber vivido 4 décadas sin lujuria, sin aspaviento a veces, soterrando mis angustias en el fondo de la casa sola, de la casa de papa, de la Andrea domesticada por la lluvia y sus trenzas gruesas de muchacha andina , del Juancho enamorado, de aquel que le subió la rabia e hizo chirriar de miedo los corazones cobardes de su parentela, que abusaron de la delgadez e inocencia de su mama Oñucha, de ese Juancho bebí desde tierna edad su lucha tenaz por la defensa de sus derechos sindicales, así fui aprendiendo que morir en el intento es salvar el honor y sin displicencia, porque querer es poder y poder es vencer; mis 40 años, aquí están en esta casa sola, en ésta jaula de paredes amarillas, con cuarto de baño y habitaciones, me encuentro sentado, describiendo mis angustias, mis recuerdos que no se calcinan fácilmente con el verano intenso de ésta Europa, de ésta España en donde llegue a rastrear mis orígenes y al final supe que mis apellidos provenían de dos pueblos tan antiguos, como la sonrisa de las olas del mar.

Mis 40 años, como te decía dulce y tierna mujer, esposa mía, Regina de todos mis tiempos y de éste 40 también, hemos llegado a los 40, así, en la distancia y con el mismo pudor de tus 17, estás frente a mí desde mi memoria, yo mirándote como se te congelan los ojos luego de tu saludo, cómo ensimismada en tu tristeza hablas de todas nuestras promesas y proyectos de amor, y te vuelves frágil en tu mirar y ardua en tu pensar, porque a los 40 años ya no se tiene miedo de surcar charcas y caminos… podemos tropezarnos pero no caernos… nos es más fácil alcanzar las estrellas que sucumbir en un bostezo. Nos es permitido desvestirnos sin el pudor que ostentábamos en nuestros 15 años, que el vecino de a lado nos ve o que la amiga se entere de lo nuestro… no nos hace esconder nuestro amor, pues vivimos para enseñorearnos de nuestros cuerpos, usurpar los caminos que antes nos eran vetados por nuestros temores y nuestros resquemores.
Sollozamos también, porque ésta distancia en la cual estamos inmersos, nos pudre de nostalgia y solo a través de nuestras voces nos podemos acariciar. Y que bien que me acaricias con tus palabras hoy que cumplo los 40 y me conmuevo y me sacio de ti hasta esquilmar toda herida, toda duda de amor, y te voy creyendo cada día más útil en mi vida y por eso troto en camino ascendente hacia tu vida todos lo días, porque lo que tengo como mío es solo mío.

40 años es la edad suficiente para no pensar en la muerte. Es creer más en la vida, en el día a día que nos muestra con exacta simetría lo que nos demanda practicar para el devenir de nuestros días. Holgadamente podemos canturrear versos y canciones de muchos ritmos y épocas, porque nosotros hemos vivido ya, nuestras vidas tienen la sapiencia del pez en medio del agua, y tal vez, podremos no saber más, pero qué importa, si sabiendo de nuestro amor,. Todo lo sabemos.

Y la mejor forma que hemos recibido nuestros 40, es hablando de un proyecto de pareja, la de procrear una hija, la fuerza del amor nos está impulsando a dar un paso dentro de la paternidad responsable y planificar con paso firme la llegada de Trilce Esperanza Sinaí, la niña que cubrirá mis ojos de alegría, la alegría que me faltaba, esa alegría que será un agu agu de todos los días sobre la cuna de nuestro amor y lo decimos con tanta confianza que deberá ser una niña, porque también cuando hay amor hay aciertos.

Texto poetizado... simplemente....
Heber Ocaña Granados
Madrid, 24 de setiembre del 2006
5 y 11 de la tarde...

1 comentario:

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