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martes, noviembre 10, 2009

POEMA SOBRE TRES AMIGOS: CARLOS ALFONSO RODRIGUEZ, TOMAS RUIZ Y HEBER OCAÑA

En la foto Heber Ocaña Granados, Carlos Alfonso Rodriguez y Tomás Ruíz Cruzado en Trujillo en 1990.
El siguiente poema fue escrito por el poeta peruano CARLOS ALFONSO RODRIGUEZ, haya en el lejano Medellin - Colombia, en homenaje a tres amigos que en los años 80, compartieron muchos sueños, ideales, conflictos, encuentros de poetas y tantas otras aventuras, que hoy es solamente un hermoso recuerdo, que CARLOS ALFONSO RODRIGUEZ a sabido plasmar perfectamente sobre aquellos momentos tan agradables que se vivió aquellos años.
Leerlo será grato, para conocer aquellos momentos de tres amigos... tres ciudades... tres sentimientos... tres historias...

ÉRAMOS TRES AMIGOS QUE VIAJÁBAMOS POR LA VIDA

Éramos tres amigos, muy muchachos, que viajábamos por la vida,
Éramos tres adolescentes que en algún momento pensábamos,
Que íbamos a vivir siempre juntos, siempre jóvenes y rebeldes,
Que no teníamos otros sueños, que nuestros sueños.
Y nuestros sueños en la vida eran nuestra única realidad.
Éramos tres y nos conocíamos por vez primera en la ciudad de Huaraz,
Fue en uno de esos tradicionales encuentros de poetas;
Que terminaban en famosos desencuentros y peleas,
Eran encuentros de payasos que ni siquiera se pintaban,
La gente iba, se emborrachaba y hasta por primera vez debutaba.
En ese encuentro Ángel Izquierdo se emperró y enfrentó a los organizadores,
A quienes les dijo en su propia cara la vela verde y zamba canuta.
Julio Aponte, decía que el finado Pepe Vargas: ¡“No era poeta”!,
Sino un amigo, atento y cordial, que lo había invitado.
Pero le advertí, que Pepín Vargas, tenía algunos libros de poesía.
Y Aponte, me aclaraba, “que podía tener 10 o 15, y no ser un poeta”.
Volvíamos a Lima borrachos de nuestros primeros éxitos literarios;
Pablo Pastor les había publicado a Carlos Alfonso sus “Cantos a la vida”
Y a Heber Ocaña Granados de Huarmey “Poemares”.
Cuando apareció Tomás Ruiz en el escenario de nuestras vidas,
Sin más prendas que un viejo morral, algunos libros, varios poemas.
Tomas Ruiz amaba tanto la poesía como el teatro, entre sus autores
De cabecera estaban Vicente Huidobro, Gorki, Juan Cristóbal y Scorza.
Inmediatamente nos vendió el cuento y el bello elogio,
Que la nueva poesía estaba en esos momentos en Lima,
Y sin más ni más nos pidió que cuando llegara por allá lo recibiéramos,
En la otrora ciudad jardín y en las tres veces coronada villa.
Al cabo de algunas semanas apareció con lo que llevaba puesto,
O sea, como siempre había vivido toda su vida, pidiéndonos, amablemente,
Alojamiento, libros, lapiceros, papel, almuerzo y pasajes.
Desde que llegaba ya empezaba a darnos trabajo y problemas,
Que procurábamos solucionar de la mejor amigable manera.
Heber Ocaña no podía alojarlo porque vivía en un cuarto muy pequeño,
En donde apenas entraba y cabía él con toda su ruma de libros.
No tuve más opción que llevarlo a mi casa solamente por tres semanas
Y se quedó más de tres años en las calles de Risso y Lobatón;
Que le cayera bien a todos mis hermanos, padres y familia,
Es algo que sólo nos lo explica y se lo atribuyo al ángel de poeta
Que acompaña a todo verdadero y gran artista del pueblo.
Aedosmil había caído en una enorme crisis de la cual nunca se levantó
Y yo inventé el grupo Obraje como un apéndice de Aedosmil,
Al que se unieron, afiebradamente, Tomás Ruiz y Heber Ocaña,
Hasta que Aedosmil corrigiera su línea política y poética;
Con el tiempo corrigió su línea política, la línea poética nunca apareció.
Huarmey, Lince y Trujillo, fueron nuestros centros de operaciones.
El conflicto en Obraje era que los tres éramos líderes,
Heber Ocaña, era un agitador cultural, y aún los sigue siendo globalmente;
Tomás Ruiz (1968-2001), evolucionó radicalmente a la línea dura de la izquierda.
Y Carlos Alfonso Rodríguez que fue en su adolescencia un izquierdista liberal,
Al convertirse en agente literario derivó, inevitablemente, a una línea liberal,
A consecuencia de sus primeros emprendimientos editoriales.
Éramos tres amigos, muy muchachos, que viajábamos por los caminos de la vida,
Y la vida nos dio cárcel, persecución, exilio, viajes, mujeres y éxito.


CARLOS ALFONSO RODRIGUEZ (Lima 1968) Ha publicado “El grito”(1994), “10 poemas de amor para mayores y menores de 12 años”(1998), “Poemas públicos”(2004) “Un puerto en el paraíso, motivos para cantar y otras breves historias”(2008) y “Poemas en salsa verde, con ajos, cebolla y bastante ají amarillo”(2009). Actualmente reside en Medellín-Colombia.
Su ensayo “El Comunicador deben alentar más diálogo y menos gritos” ocupó el Primer puesto en el Concurso periodístico “El rol del Comunicador Social en el advenimiento del siglo XXI”. Organizado por la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad San Martín de Porres de Lima-Perú.
Y ”La rebelión de los lectores” ocupó el Primer puesto en la categoría de ensayo en el Concurso Literario, “Los Sueños de Luciano Pulgar” (2005). Organizado por el Municipio de Bello, Medellín-Colombia.

sábado, agosto 22, 2009

LOS MARAVILLOSOS AÑOS 90 (POEMA) - CARLOS ALFONSO RODRIGUEZ

Heber Ocaña y Carlos Alfonso Rodriguez en la Plaza Independencia de la ciudad de Huarmey.



Eran los años 90 y los payasos de la calle no estaban en la television.
Con el tiempo llegaron a la televisión, pero seguian estando en la calle,
en realidad, la calle era todo su mundo y el único.


Eran los años 90 y escribir fue una verdadera bendición de Dios
y lo mejor que me había podido ocurrir en medio de la barbarie,
de caminar dentro de los apagones, túneles negros, largos sótanos
durante horas y los dias de violencia bajo el sol.
Y las bombas asesinas y los crimenes escalofriantes,
las torturas necrófilas,
los golpes y puñales del silencio, los asesinatos macabros.
Y las violentas desapariciones de las políticas del enemigo.

Eran los años 90 y Heber Ocaña, mostraba sus primeros cantos y poemas
y efectivamente, escribía bien, con excelente caligrafía,
buena letra, con sus puntos y sus comas.
Porque estaba soletro, estudiaba en Lima y los trabajaba.
Despues abandonó los estudios,Lima y la literatura.
Para dedicarse a empresas, francamente, un poco difíciles en Huarmey,
(pero no imposibles) como la crianza de codornices, la venta de pichones de gaviotas y pelicanos
el comercio de alacranes y tantas otras cosas más.
¿Qué no hará Heber Elí, por su pequeño Ghandy Israel y Regina?

Eran los años 90 y Julio Aponte, se paseaba por todo el país
con ese parecido impresionante a cualquier soldado extraído
de las huestes de Pancho Villa o a un disciplinado miliciano de Emiliano Zapata.
Julio, es ese morocho, bigotudo, que lee bien sus poemas.
Nacido en el inhóspito Morropón, un pueblo olvidado y pequeño
perdido entre la luna de Paita y el caluroso sol del departamento de Piura.
Tierra caliente de recios campesinos, bronceados hombres, bañados por las lluvias,
rodeados de piajenos, mulas, algarrobos y árboles de tamarindo,
en donde han nacido los mejores escritores del Perú y también los peores.
Jamás pensó en llegar a ser el buen vendedor de libros que es hoy,
pero ya había vendido primero su alma a la poesía en las mañanas
y por las noches al diablo en mil hechicerias como buen brujo de la palabra.
No hay, en verdad, poeta más enrazado y trabajador que él
cuando una visión brilla en sus ojos y cuando se trata de poner las cosas en claro.
Lo que más le agrada es ver que las cosas caminen bien y derecho.
No entra en vainas ni alcahueterías. Él como Ange Yzquierdo Duclós.
Es otro auténtico poeta de armas tomar y de libros vender.


Eran los años 90 y el gordo Jorge Espinoza Sánchez, seguía en sus andanzas.
Buscando más pleitos judiciales. Las malas lenguas, y las buenas también, aseguraban
que le escribía los libretos a los cómicos ambulantes del Parque Universitario
y de la Plaza San Martín; pero ellos en el escenario no le hacían caso, la verdad es que,
ellos nunca le han hecho caso a nadie, por eso exhiben publicamente sus pobrezas y miserias.
No se vestía como un típico bolerista de los años 60.
Pero era el lider de la poesía erótica como alguna vez lo definieron.
No se tiraba muchas canas al aíre pero se ganó dos años de cana.


Eran los años 90 y Marío Vargas Llosa perdía calamitosamente
en las elecciones presidenciales, por su mala junta.
(Qué perjudiciales son las malas compañías, en estos casos).
Y por sus asesores que no lo asesoraban ni le recomendaban
un buen curso de relaciones humanas. Mario, ya tenía todo en el bolsillo;
pero le hicieron la gran jugada: cuervos, alimañas y viejos lobos vestidos de cordero.

Eran los años 90 y Carlos Alfonso, por aquellos días de vida oculta
caminaba por las calles de Lima, entonces, no habían muchas flores pero se podía florear.
no habían muchas piletas, pero hay quienes se hacían la pila en cualquier parte


Eran los años 90 los maravillosos, los inolvidables y Jorge Tafur,
amigo, promotor cultural, trotamundo, editor, poeta, aventurero.
Me llevó a conocer todo el norte: Chimbote, chiclayo,Trujillo,
Piura, Catacaos, Sullana, Huanchaco.
Yo que viajaba a duras penas de Lince a la Victoria, en la línea 9 y en la Cocharcas
José Leal, esos ómnibus viejos, grandes y destartalados que se incendiaban
en pleno viaje, en plena pista y a toda marcha.
yo que daba más vueltas que un pollo a la braza o una silla voladora.
Alrededor de talleres de mecánica, playas de estacionamiento,
grifos y restaurantes con José Luis Blancas
el poeta - músico y viejo compañero.
Jorge Tafur, se fue para siempre a París, y yo a todo el sur:
Cañete, (San Vicente - Imperial),
Chincha, pisco, Ica, Nazca, Palpa, Marcona, Mollendo, Camaná,
Arequipa, Moquegua, Tacna, Arica, Tarapacá.
¡Qué bello y qué grande es el Sur, Me encanta el sur!
¡El Sur de América!


Eran los años 90 y lo que más deseaba era seguir leyendo
y lo que más me hacía feliz era cantar y escribir y pensaba y decía que
lo que no se hace cuando se es joven no se vuelve a hacer
nunca más en la vida. Y les decía a mis amigos muy solemne y seriamente;
"Hay que escribir como si fuese el último día que nos queda de vida". Y también;
"Hay que escribir porque sino servimos para escribir, tampoco servimos para vivir".
Así evitaremos el papelon que hacen todos aquellos que hablan de su último libro
cuando aún no han escrito ni siquiera el primero.
Pero, sin duda, la sentencia de mayor peso y ante cual mis condiscipulos,
asentían espontaneamente, dándome palmadas, la razón y en el más absoluto
y desinteresado respaldo, era aquel, ¿Si no escribimos nosotros
quien en la tierra se va a dedicar a hacer poemas?
Teniendo en cuenta que los obreros no tienen tiempo
y los obispos más se dedican a sus abispadas.
Los abogados dan incluso la vida entera a sus leguyadas.
Los profesores pasan ocho meses de vacaciones pagadas.
Y más aún, cuando precisamente, a mí, me están saliendo los versos de película.


CARLOS ALFONSO RODRIGUEZ: (Lima 1968) Estudio Ciencias de la Comunicación en la Universidad sanMartín de Porres. Presidente del II Encuentro Nacional de Escritores y Poetas Jovenes desarrollado en Jauja - Huancayo - 1991. Vicepresidente del II Encuentro de Escritores y Poetas de la Región Nor Oriental del Marañon, Chiclayo - 1993. Participó en el IV Festival Internacional de la Poesía, Medellin, 1994. Publicó: "Cantos a la vida" - 1987 (Plaqueta), "Chocho", el Buen Amigo de los niños"(Recopilación) 1992. "El Grito - Poemas de mi generación",Medellin - Colombia - 1994.

Fundó en Lima el Grupo literario "OBRAJE".

El poema publicado en éste blogs, se transcribió de la Antología DESPOJADOS DE AEDOSMIL - Edición 2001.